Subido el 15 de diciembre de 2021 y redactado por Diego Calleja

Sexo en el agua, una fantasía muy húmeda

Según la mayoría de estudios que se llevan a cabo sobre el tema, la mayor parte de la población prefiere tener sexo en el dormitorio, sobre una cama. Es la forma más habitual, pero también la más cómoda, en la mayoría de casos. Sin embargo, cuando se pregunta por el lugar más sensual donde han hecho el amor, los entrevistados raramente repiten esa misma respuesta. Y es que el dormitorio, precisamente por ser habitual, es un sitio que ya carece del morbo de la novedad, de lo único y especial. Hacerlo en la misma cama todos los días está bien, pero poder disfrutar del sexo en un sitio diferente, incluso en público, puede prendernos  mucho más fácilmente. Cuando uno todavía vive con sus padres y empieza a tener una relación seria con su novia, el coche es la alternativa más popular. Pero también están los parques, los hoteles e incluso la playa.

Muchas de las relaciones sexuales más intensas y excitantes para buena parte de la población tienen que ver con el mar. Ese lugar místico que ha sido adorado por todas las culturas y que todavía hoy sigue teniendo algo de especial y maravilloso. En verano es el mejor sitio donde se puede estar, para pegarnos un chapuzón que nos haga olvidar al instante el calor que estamos pasando. Además, estar en la playa ya supone un punto morboso extra, porque llevamos mucha menos ropa de la habitual. Las chicas hacen topless, hay playas nudistas donde vamos completamente al natural… Todo eso suma para que, en un momento de calentón, nos sumerjamos con nuestra pareja y disfrutemos del placer entre las olas. Un polvo de esos que no se olvidan, por lo especial del sitio, y por el morbazo que nos da el poder hacerlo frente a la gente, aunque sin que se den cuenta. El sexo en el agua es una fantasía muy habitual tanto para ellos como para ellas, y no hablamos solo del mar, sino también de la piscina, el jacuzzi o incluso la ducha, que están más a mano.

Disfrutar del sexo en el agua

Todavía habrá gente que se preguntará, teniendo una cama cómoda y mullida, ¿por qué preferir el mar o la piscina para hacer el amor? La respuesta ya la hemos anticipado en la introducción: es puro morbo. Cuando nos salimos de lo habitual, cuando conseguimos disfrutar del sexo de una manera totalmente diferente a como estamos acostumbrados, lo disfrutamos más. La rutina es lo peor que le puede pasar a una pareja, sobre todo para las relaciones sexuales. Por eso hay que buscar la manera de mantener viva la llama. Y aunque parezca irónico, bajo el agua esa llama arde más fuerte que casi en ningún otro lugar. Mecidos por las olas, o rodeados por las burbujas de un jacuzzi, el placer nos sobreviene de una forma mucho más especial.

Las mejores posturas

Cierto es que, aunque la fantasía de tener sexo en el agua es bastante recurrente, mucha gente tiene miedo o al menos respeto a este tipo de relaciones. No estamos hablando simplemente de hacerlo en un baño de un garito, o incluso en el parque, donde al final nos movemos en el mismo medio. Ahora estamos en el agua y esto es otro mundo, para bien y para mal. Debemos pensar en las mejores posturas para poder disfrutar de ese momento, adecuándonos no solo al lugar, sino también a lo que hay a nuestro alrededor. Si estamos en el mar, por ejemplo, y no queremos llamar tanto la atención, lo mejor es que el chico se quede de pie y aguante a la chica con sus brazos mientras la penetra. Desde fuera, parecerá que simplemente están dándose cariño, lo cual tampoco es mentira.

El hecho de poder disfrutar de mayor soledad en la playa nos da también más opciones, como hacerlo justo en la orilla, mientras el agua nos va llegando. En cuanto a la piscina, estamos más o menos en la misma situación. Dependerá de si tenemos público o no. La postura de la chica “subida” sobre el chico es la más común para no delatarnos. Sin embargo, también podemos probar otras, como hacerlo desde detrás. Si no hay gente y estamos solos, podemos permitirnos ser más creativos. Sexo oral bajo el agua, penetración sobre los escalones de acceso a la piscina… Por último, también están los jacuzzis, que son una alternativa perfecta porque tienen el tamaño ideal para practicar cualquier postura. Eso sí, aquí no hay forma de no mostrarlo todo cuando lo hacemos, así que es mejor estar solos… o muy bien acompañados.

Consejos y precauciones

El sexo en al agua puede ser una experiencia absolutamente maravillosa, de esas que abren nuevas formas de entender la pasión para una pareja. Pero también se puede convertir en una auténtica pesadilla si no sabemos manejarnos realmente en este tipo de ambiente. Tampoco es que necesitemos mucha experiencia, pero sí al menos tomar algunos consejos y precauciones. Por ejemplo, si lo hacemos en el mar, hemos de entender que el agua salada será parte del coito, y eso puede llegar a ser un problema para nuestras partes más íntimas. Las precauciones deben extremarse porque en este tipo de ambientes, los preservativos son muy poco útiles, así que habrá que ir a pelo… Por eso no conviene esperar hasta el último momento para dar marchar atrás.

Otro de los puntos a tener en cuenta es la lubricación de la chica. Podríamos pensar, obviamente, que al estar en un ambiente húmedo su vagina automática va a estar lista para ser penetrada. Pero no es así, sino todo lo contrario. Digamos que su cuerpo entiende que esa agua ya forma parte de la propia lubricación natural, por lo que deja de generar fluidos vaginales. Esto provoca que a veces la fricción en la penetración sea mayor, y el sexo no llegue a ser tan placentero. Utilizaremos lubricantes, si es necesario, especialmente cuando nuestra chica tenga algo de sequedad vaginal. Por último, si  lo hacemos en el mar debemos tener en cuenta la marea. Un mal golpe con una ola demasiado fuerte no solo nos puede separar, sino tragarnos y llevarnos mar adentro, con el peligro que ello implica.

Las escorts, una alternativa para cumplir este deseo

A veces, nuestra pareja es demasiado miedosa o no ve claro lo de hacerlo en el mar, allí donde cualquiera la pueda ver. Por el motivo que sea, esta fantasía no congenia tanto con ella como con nosotros, o sencillamente, tampoco tenemos a una pareja con la que llevarla a cabo. Pero uno no viene a este mundo a quedarse con los sueños en mente, sino a cumplirlos. Por eso, la alternativa de llamar a una escort puede ser perfecta para llevar a cabo estas fantasías. En la playa, en la piscina, donde te apetezca, estas profesionales suelen tener experiencia y estar más que preparadas para la acción. Y es que algo así no se puede quedar sin cumplir, sobre todo para aquellos hombres que llevan fantaseando años con ello.